COMUNICACIÓN

25 de junio de 2020

La comunicación interna, clave para prevenir el estrés tras el COVID-19

El estrés es una de las consecuencias psicológicas que están haciendo mella en las plantillas, por ello, es misión de las empresas encontrar la fórmula perfecta para que no se cronifique.

Escrito por: Alba Tortosa

A finales de 2019, os hablaba en este mismo blog sobre la importancia de promover desde la empresa iniciativas relacionadas con el cuidado de la salud y bienestar. Hoy, siete meses, una pandemia y varias semanas de teletrabajo después, retomo este tema para insistir, de nuevo, en el papel clave de la comunicación interna en el impulso de iniciativas y acciones que ayuden a los empleados a gestionar su salud. Esta vez, eso sí, desde una perspectiva mucho más emocional, enfocada a la prevención del estrés y al agotamiento mental que nos está dejado la COVID-19.

Demasiadas emociones en muy poco tiempo. Ansiedad, confusión, miedo, enfado o incertidumbre son algunas de las consecuencias psicológicas que están haciendo mella en las plantillas y, lo creamos o no, es nuestra misión encontrar la fórmula perfecta para que no se cronifiquen y desemboquen, entre otras cosas, en el gran enemigo de cualquier empresa: el estrés. De hecho, más del 40% de los españoles ha reconocido sufrir este trastorno durante el confinamiento. De no prestarle la importancia que merece, las consecuencias podrían ser desastrosas: problemas de concentración y motivación, incremento del absentismo y disminución de la productividad.

Y pensaréis: ¿qué pinta el área de comunicación emprendiendo acciones para prevenir el estrés? Pinta, y mucho. El éxito a la hora de poner en marcha este tipo de programas pasa por desarrollar una comunicación eficiente con los trabajadores. No hay que olvidar que las organizaciones, en el fondo, funcionan como ecosistemas complejos en los que conviven diferentes micro-sociedades. Departamentos, personas, áreas, equipos, culturas, países, sexos, edades… todos ellos muy diferentes entre sí y relacionándose a gran velocidad a través de distintos canales. Todo esto, sino está bien gestionado a través de la comunicación interna, puede llegar a obstaculizar y hasta bloquear la puesta en marcha de un plan de salud dentro de la compañía.

Situar al trabajador en el centro de cualquier acción saludable es primordial para que políticas de este tipo tengan éxito. De nada sirve que la alta dirección se involucre en el bienestar laboral o que diseñe políticas para proteger la salud de sus empleados si no existe una estrategia de comunicación que promueva y avale ese cambio de hábitos. Por ello, desde Trescom, instamos a cualquier entidad a que se plantee el siguiente plan de acción:

 

Fase 1: análisis de situación y establecimiento de indicadores

Antes de pasar a la acción, es necesario conocer cuál es la “foto fija” con la que vamos a trabajar. Así, será necesario conocer y analizar previamente la situación de nuestros empleados, sus preocupaciones o quienes serán aquellos que necesiten una atención y una comunicación especiales. Solo de este modo sabremos cómo actuar, qué acciones poner en marcha y cuáles son los principales mensajes a trabajar.

En esta primera fase, las encuestas son el instrumento más efectivo. Esta herramienta nos permitirá medir cualitativa y cuantitativamente la situación actual, y nos ayudará a fijar los indicadores para, periódicamente, medir la efectividad de las acciones y de su correspondiente comunicación.

 

Fase 2: definición de iniciativas y recursos a destinar

En esta parte del proceso habrá que, por un lado, plantear las acciones más idóneas (terapias online, cursos de inteligencia emocional, sesiones de relajación, actividades de team building, medidas de conciliación, sistemas de reconocimiento de logros o medidas para promover la práctica de actividad física, una buena alimentación, una óptima higiene del sueño o una adecuada ergonomía laboral) y los recursos destinados a cada una de ellas y, por otro, la forma de comunicarlas.

Dado que el objetivo de este plan es, principalmente, la prevención del estrés, la comunicación juega un papel doble: acercar a la plantilla de forma adecuada las acciones preventivas que se van a emprender y poner a su alcance diferentes canales para que se abran a la empresa y la consideren como una vía principal de apoyo. ¿Qué valorar en esta parte del plan?:

  • Canales de comunicación (boletín semanal, reuniones, intranet, foros sociales, tablón de anuncios…) y back up de los mismos (quiénes los monitorizarán y qué herramientas se utilizarán).
  • Mensajes principales que se quieren transmitir. Estos deberán adaptarse a la situación de cada empleado y al portavoz.
  • Estilo, tono y lenguaje. Rigurosidad, cercanía, claridad y coherencia serán las premisas principales.
  • Portavoces (CEO, RRHH, jefes de área, managers…). Estos deberán estar siempre disponibles para la plantilla y, dependiendo del tema a comunicar, tomarán mayor o menor protagonismo.

 

Fase 3. Puesta en marcha y seguimiento

Durante todo este proceso, habrá que evaluar la aceptación de las acciones implantadas, revisar los indicadores de medición y analizar nuevas necesidades que puedan surgir.

Para conseguir el compromiso conjunto de los empleados, es imprescindible que se sientan totalmente involucrados en el proyecto de la organización. Y esto solo es posible a través de la comunicación. En Trescom somos muy conscientes de ello y, por ello, la gestión de las emociones está siendo uno de los principales puntos que estamos trabajando, tanto a nivel interno, como en nuestros clientes.

El apoyo emocional es, ahora mismo, un elemento clave. Y tú, ¿estás preparado para generar valor en tu empresa?

SOBRE EL AUTOR

Alba Tortosa

Ejecutiva de cuentas

200 mililitros de periodismo, otros 200 de comunicación, dos cucharadas de cine y series y una pizca de inquietud y determinación. En vaso ancho con dos hielos, mezclado, no agitado.

También podría interesarte…