COMUNICACIÓN

17 Agosto 2016

Comunicación interna: un patito feo que siente

El nacimiento de las redes sociales ha provocado un cambio importante en la forma de hacer comunicación interna en las empresas.

Escrito por: Sara Gonzalo

Que la comunicación interna está considerada como el patito feo de la comunicación, es una realidad. Montar un evento, divulgar contenido atractivo a través de los medios de comunicación, gestionar las redes sociales, etc… A todo ello se le suele dar un papel protagonista y, en consecuencia, un mayor presupuesto dentro de las empresas.

El nacimiento de las redes sociales ha provocado un cambio importante en la forma de hacer comunicación interna en las empresas. Hoy en día, es más fácil que nunca conectar a la plantilla y fomentar una comunicación fluida dentro de las organizaciones.

Por eso, las empresas necesitan humanizar a las personas alejándolas de objetivos o competitividades. Como bien dicen los expertos: “el bienestar de los trabajadores es la base de un negocio productivo y sostenible”. Es evidente que los compañeros de trabajo, a pesar de ser sólo eso, tienen un papel relevante en nuestras vidas, porque al final pasamos más tiempo con ellos que con nuestras propias familias. Increíble pero cierto.

Hoy no podemos olvidar que todo es comunicación. Una imagen, comunica. Un gesto, comunica. Una forma de trabajar, comunica. Es más, es imposible no comunicar. Más aún cuando hablamos de empleados, es decir, de opiniones y subjetividades. Porque ellos son los principales prescriptores de nuestra marca. Si una empresa es moderna, exitosa, generosa, divertida o aburrida, se transmite gracias a los empleados y a sus iniciativas. No hay más. Algunas empresas ya lo tienen claro…

Por eso, es importante invitar a las empresas a no ser ese patito feo. Pero no de la empresa, sino de su sector, de su industria o, incluso, de su ciudad o país. Hay que buscar la diferenciación. Y esta puede venir de la mano de la comunicación interna, que puede generar un poder absoluto despertando aspectos como el orgullo de pertenencia o la felicidad en el trabajo.

La sociedad pide vivir de experiencias. De ser diferente, de sentirse único y especial. Nada puede pasar desapercibido, no puede basarse en recibir una simple información, las personas quieren ver, disfrutar, experimentar. Porque al final lo que hay que conseguir es que el empleado sienta algo. No recordará el dato concreto, recordará lo que sintió.

¿Y sabes cómo se consigue eso? Con creatividad e ilusión. Empieza por sentir para luego transmitir.

¿Te animas?

SOBRE EL AUTOR

Sara Gonzalo

Ejecutiva de cuentas

Creo en la comunicación como único medio para entenderse. Sé que si no buscas, no encuentras. #siempreperiodista

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